jueves, 1 de noviembre de 2012

Echar a andar!

Quienes por un motivo u otro hemos tenido que marchar del lugar en el que nacimos y crecimos, en el que tenemos nuestras familias y amigos, en el que fuimos tan felices... siempre que tenemos ocasión regresamos, aunque sea por tan solo unos días, para disfrutar de nuestro pueblo, familia y amigos. En esas visitas son frecuentes los paseos por los paisajes pintorescos, insólitos y únicos, privilegio de la naturaleza, que nos ofrece nuestro pueblo.

Entre todos los paseos que se pueden hacer, a mi hay uno que me gusta especialmente, y es el que va por los tajos, junto al río, comenzando a los pies de Alhama, pasando por el valle de los molinos hasta llegar a la presa. En esa ruta, cuando camino por dicho valle, no puedo evitar sentir tristeza observando las ruinas, que otrora habían sido prósperas fábricas de harina en el que empresarios de nuestro pueblo desarrollaron durante siglos su actividad de moler el trigo. La Fca. de Harinas La Purísima es la excepción, es la única fábrica superviviente de una época y la única testigo que queda en pie de una industria de nuestro pueblo que muchos alhameños desconocen. Su buen estado de conservación se debe a que mi padre junto a su familia, en un acto de rebeldía contra el destino, se han sobrepuesto y han plantado cara a multitud de adversidades y dificultades que se han ido presentando, siendo la más importante el propio paso del tiempo y el más frecuente los continuos actos de saqueo y vandalismo. 


En mi niñez y adolescencia, eran continuas las visitas que hacíamos con mi padre y mi hermano para resolver algún desaguisado provocado por alguno de los curiosos, vándalos o saqueadores de turno. En ellas, recuerdo con nostalgia y mucho cariño, como mi padre nos contaba con todo lujo de detalle el funcionamiento de la fábrica, con paradas en todas y cada una de las máquinas describiendo su forma de operar. También nos relataba el trabajo que realizaban todas las personas que trabajaban en la fábrica. Yo siempre creí que en su cabeza el molino seguía funcionando, nunca se había detenido. Yo adoraba ir al molino con él.

Una vez ya fuera del pueblo, y cuando en alguna de mis visitas o de las de mis hermanos traíamos a amigos a visitar nuestro pueblo, siempre le pedíamos a nuestro padre que ejerciera de 'cicerone' y nos enseñara y contara la historia de Alhama. Este paseo o visita acababa en el molino, donde mi padre hacía un recorrido por todas las estancias y rincones del edificio contando su historia y funcionamiento.

Mi padre siempre fue un gran enamorado de su pueblo y de sus gentes y un gran conocedor de las excelencias de nuestra tierra. El disfrutaba enseñando el pueblo y contando su historia, y a nosotros nos gustaba pasear con él escuchándolo contar sus historias, sus vivencias, sus recuerdos,... Se le iluminaba la cara cuando hablaba de su Alhama, y transmitía su ilusión a quien lo escuchaba. Sabía transmitir el encanto de su pueblo.

Ahora, en ausencia de mi padre, es momento de volver a las trincheras, de seguir rebelándonos y echar a andar para seguir manteniendo y contando la historia de La Purísima, el último vestigio en pie de una época de nuestro pueblo. 

Con esta web queremos acercar La Purísima a todo aquel que quiera conocerla y contar a las nuevas generaciones que Alhama, nuestro pueblo, fue tierra de molinos. Además pretendemos con la creación de la Asociación de Amigos del Molino establecer un medio de colaboración de todo aquel que quiera colaborar en nuestro proyecto. Alhama es un tesoro, por el que debemos velar, cuidándolo y respetando todo lo que nos ofrece. Cualquier ayuda o colaboración en nuestro proyecto será bien recibida.

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